Un equipo de
científicos del Laboratorio de Bio Arquitectura (BAL, por sus siglas en
inglés), ha desarrollado una tecnología que amplía las materias primas
para el desarrollo de biocombustibles avanzados y la producción de
productos químicos renovables incluyendo a las algas marinas
(macroalgas). El equipo manipuló un microbio mediante ingeniería para
extraer los azúcares principales de las algas marinas y convertirlos en
combustibles renovables y sustancias químicas, haciendo de las algas una
fuente de biomasa renovable de bajo coste.
El avance científico del BAL se detalla en un artículo titulado
"Una plataforma de microbios manipulados por ingeniería para la
producción directa de biocombustibles a partir de macroalgas", y ha sido
publicado en portada en la revista 'Science'.
Según ha explicado el director general de BAL, Daniel Trunfio,
"alrededor del 60 por ciento de la biomasa seca de algas marinas son
hidratos de carbono fermentables, y aproximadamente la mitad de ellos
están encerrados en un hidrato de carbono simple (alginato)". "Ahora,
los científicos han diseñado una enzima para degradar el alginato, y una
vía para metabolizarlo, lo que nos permite utilizar todos los azúcares
principales de las algas, lo cual hace de la biomasa una materia prima
económica para la producción de combustibles renovables y sustancias
químicas", ha explicado.
Las algas son una materia prima ideal para la producción comercial
de biocombustibles y productos químicos renovables porque, además de su
alto contenido de azúcar, no tienen lignina, y no requieren de tierra
cultivable ni de agua dulce para crecer. A nivel mundial, menos del 3
por ciento de las aguas costeras pueden producir algas capaces de
remplazar los más de 230.000 millones de litros de combustibles fósiles,
pero hoy en día, en muchas partes del mundo, las algas ya se cultivan a
escala comercial. El BAL actualmente opera cuatro granjas de algas
marinas en Chile, y ha tenido un gran éxito en el cultivo de algas
marinas como producción económicamente viable.
El BAL ha sido co-receptor de un premio del Departamento de
Energía Avanzada de la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados
de Energía (ARPA-E, por sus siglas en inglés) -una nueva agencia dentro
del Departamento de Energía de EE.UU.- por el desarrollo de un proceso
para convertir los azúcares de las algas marinas en isobutanol.
"La tecnología del BAL para convertir algas fermentadas en
combustibles renovables y sustancias químicas propone una vía totalmente
nueva para el desarrollo de biocombustibles no limitado a las fuentes
terrestres", ha afirmado el director del programa del ARPA-E, el doctor
Jonathan Burbaum, quien ha agregado que "cuando esté totalmente
desarrollado, el cultivo de algas marinas a gran escala, combinado con
la tecnología desarrollada por el BAL, producirá combustibles renovables
y sustancias químicas sin comprometer a los cultivos alimentarios
tradicionales, como el maíz o la caña de azúcar".
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