Se habla de la preocupación por la falta de seguridad en la custodia de
tal invención que puede ser un buen reclamo para los terroristas que
encontraran el modo de hurtar el nuevo producto.
El Gobierno de EE. UU. ya ha llamado a los expertos a no publicar los
detalles del trabajo científico. La investigación la realizó el Centro
Médico de Erasmo de Róterdam con la financiación del Instituto Nacional
de la Salud de EE. UU. Los científicos intentaron revelar con qué
rapidez el virus A(H5N1) puede mutar en una forma que se transmite por
el aire, probándolo en los hurones, cuyo organismo reacciona al virus
de una forma muy parecida al organismo de un ser humano. Resulta que
después de cinco mutaciones en el genoma, el virus pasa de un hurón a
otro y sigue siendo letal.
Sin embrago, es muy poco probable que un virus mute en la naturaleza de
la misma manera que en un laboratorio. Los especialistas del Centro de
Erasmo suponen que los datos de las mutaciones de este virus tienen que
estar disponibles para más de 100 laboratorios y unos 1.000 científicos
por todo el mundo. No obstante, el editorial duda sobre la racionalidad
del experimento realizado, cuyo supuesto beneficio es muy poco, mientras
que el posible daño sería catastrófico. Además la divulgación pública
está contaminada por la filtración de información.
El diario recomienda aniquilar el virus o guardarlo al menos en unos
laboratorios que corresponden al nivel de la seguridad biológica
necesario para este tipo de productos, como lo hacen en Rusia y EE. UU.
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