viernes, 13 de enero de 2012

El parque que reduce la temperatura

Es verde. Muy verde. Abundan los árboles, las flores y las mariposas y no es una zona rural.

En el corazón industrial de Medellín el Parque Manzanares da una idea, a simple vista, de que se puede bajar la temperatura a la ciudad.

No fue esa su intención. Se trató, según Mireya Ossa, de la Secretaría del Medio Ambiente, de recuperar un espacio que estaba perdido para la comunidad.

Lo primero fue sacarle la basura: 350 bolsas llenaron. Y de a poco siguió el trabajo con la gente.

Luis Fernando Montoya vive allí hace 15 años y tiene en él, como varios vecinos alrededor del parque, su propio jardín. Lo cuida, como lo cuida uno de los antiguos residentes que se fue para Estados Unidos y desde allí paga para que cuiden el suyo.

Lo tienen quienes se reúnen, en la única tienda en el marco del parque, al son de unos tragos. Le dicen el jardín de la Fla.

El Área Metropolitana, indica Alejandra Rodríguez, se unió a la iniciativa y trabaja de la mano con la Secretaría.

Por eso en Manzanares hay un mariposario en el que las charlas para los visitantes corren por niños voluntarios y los insectos son traídos de los criaderos de Belén y La América. Un aula viva en la que profesores de Ciencias Naturales de las instituciones cercanas, de tanto en tanto acuden a dar la clase allí.

La adecuación no ha terminado. Pensada toda en consonancia con la preservación ambiental, incluye el uso de ecoladrillos y un panel solar para el mariposario, a cuyo lado está el aula sin muros en la que se brindan charlas y capacitaciones a vecinos y que se usa en actos sociales diversos.

En Manzanares el clima es distinto, es fresco aunque en la ciudad haga calor.

"Se trata de empoderar a la comunidad para que se apropie del espacio y siga en él" una vez las entidades que la han acompañado asuman otros retos, explica Alejandra.

Hace 36 años el barrio nació para la ciudad. De esa da fe un frondoso árbol sembrado por Aldemar Monroy, cuenta su esposa Rosalba Vanegas. Hoy el parque ha renacido y enseña una realidad: existen maneras de bajarle la temperatura a la a veces sudorosa ciudad.

Y en estos tiempos, sí que se necesita.

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