Estos días de finales de enero en Irak hacen pensar que, probablemente,
hayan empezado a cumplirse los pronósticos sobre un cercano comienzo de
una nueva Edad de Hielo. El país de clima continental y subtrópico (en
la parte norteña) está siendo afectado por los tradicionales fríos rusos
invernales: lo han alcanzado ciclones procedentes de Siberia.
Para Irak, donde en verano puede hacer más de 50 grados y un invierno
típico cuenta con lluvias y temperaturas de entre 7 y 18 grados de
máxima, hasta 5 grados bajo cero y la nieve de estos días son casi una
catástrofe humanitaria. Las calles están vacías, no hay ni coches ni
transeúntes. El mayor déficit es el de kerosena, lo único que puede
aliviar un poco el frío que reina en las casas, sirviendo de combustible
para los minihornos.
"Todos los edificios son construidos para resistir el calor y no el
frío. Tienen muchos balcones y unas ventanas grandes. Sin calefacción
dentro no ayuda nada, ni siquiera abrigarse bien", comenta uno de los
residentes de Bagdad, Ubu Samir.
Los que más sufren del invierno al estilo ruso son los niños. La caída
de las temperaturas ha coincidido con la temporada de exámenes en las
escuelas. "En el colegio hace más frío que en casa porque en las
ventanas tenemos cristales rotos. Ni siquiera soy capaz de manejar mi
bolígrafo, ¿cómo puedo pensar en las respuestas?", lamenta Sarmad, un
niño de 11 años alumno de una de las escuelas capitalinas. Por el
momento las autoridades iraquíes no han suspendido los exámenes aunque,
según el servicio meteorológico del país, los fríos durarán dos semanas
más.
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