La Consejería
de Medio Ambiente y la Universidad de Cádiz (UCA) han decidido prorrogar
durante un año el proyecto ETAP-ERN, que investiga la potabilización
del agua con nuevas tecnologías, dado los buenos resultados que se están
obteniendo hasta la fecha y su proyección internacional.
ECOticias.
Según ha indicado la Junta en un comunicado, el pasado año
finalizó la implantación en Puerto Real de una planta piloto que
actualmente está sirviendo como laboratorio de una nueva tecnología de
potabilización del agua corriente, la nanofiltración. La compaginación
de este sistema con la energía renovable hace que esta instalación sea
"única en el mundo".
Este proyecto es un modelo de gestión eficiente y sostenible del
ciclo integral del agua, ya que se pretende conseguir un agua potable de
mayor calidad para su consumo con el menor coste posible y con la
utilización de energías renovables. El ETAP-ERN analiza las posibles
ventajas de esta nueva tecnología con respecto a la potabilización
convencional para evaluar su viabilidad a la hora de su implantación en
un futuro.
El proyecto surgió por el convenio alcanzado entre la Consejería
de Medio Ambiente --que lo financia con 490.528 euros-- y la UCA, con la
colaboración del Consorcio de Aguas de Zona Gaditana. Inicialmente
estaba previsto alargarlo durante tres años, hasta octubre del año 2011,
pero finalmente se prolongará un año más.
Entre los factores que han llevado a decidir la prórroga está la
proyección internacional que está adquiriendo esta experiencia. En este
sentido, la delegada provincial de Medio Ambiente de la Junta en Cádiz,
Silvia López, ha recordado que el pasado mes de noviembre la UCA informó
de la visita de delegaciones de Universidades de Corea del Sur y Rusia
que visitaron la planta piloto de nanofiltración y mostraron un "gran
interés" en el proyecto.
La planta piloto está situada en la Estación de Tratamiento de
Agua Potable (ETAP) de El Montañés, en el término municipal de Puerto
Real. Tras finalizar la primera fase del proyecto, consistente en la
creación de una instalación que cuenta con una capacidad para tratar 50
metros cúbicos de agua diarios, ésta se está utilizando como laboratorio
de un nuevo sistema de potabilización del agua mediante membranas de
nanofiltración, con ventajas con respecto al tradicional, como el hecho
de que no se generan lodos, con el objetivo de evaluar su potencial para
complementar o sustituir el tratamiento convencional.
La planta está diseñada para trabajar autónomamente, empleando el
viento y el sol, además del hidrógeno, recursos "totalmente limpios y
renovables que no dejan huella energética alguna". La instalación cuenta
con dos aerogeneradores, 20 módulos fotovoltaicos y una pila de
combustible de 0,8 KW alimentada con hidrógeno embotellado. Genera once
kilovatios de energía y acumula la sobrante en baterías con una
autonomía de ocho horas. Estas características hacen que esta planta sea
la única que utiliza esta tecnología compaginada con las energías
renovables.
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