Un equipo
internacional de científicos ha reconstruido la productividad marina y
terrestre y las reservas de carbono del último periodo glaciar mediante
una combinación de modelos numéricos y estudios de datos de isótopos
pertinentes para ambas cantidades globales. El estudio, publicado en la
revista Nature, está parcialmente financiado por el proyecto MOTIF
(«Modelos y observaciones para comprobar retroalimentaciones
climáticas»), que recibió más de 181 000 euros mediante el programa
temático «Energía, Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible» (EESD)
perteneciente al Quinto Programa Marco (5PM) de la Unión Europea.
ECOticias.
Los investigadores, dirigidos por el Laboratoire des Sciences du
Climat et l'Environnement (Francia), opinan que el dióxido de carbono
(CO2) atmosférico es uno de los principales gases de efecto invernadero.
La creciente cantidad de CO2 en la atmósfera provoca el calentamiento
global. Los socios del proyecto señalan que, en el pasado, durante la
transición entre un periodo glaciar y un periodo cálido (interglacial)
las concentraciones atmosféricas de CO2 variaban en unas 100 partes por
millón (ppm): entre un valor de 180 ppm durante la edad de hielo y otro
de 280 ppm durante los períodos cálidos.
Estos cambios en la reserva de carbono atmosférico se pueden
reconstruir utilizando mediciones directas de CO2 atmosférico atrapado
en burbujas de aire en las profundidades de las capas de hielo de la
Antártida. Pero a los científicos les resultaba difícil explicar qué
factores desencadenan estos cambios de 100 ppm en las concentraciones
atmosféricas de CO2 entre los estados climáticos glaciales e
interglaciales. Tampoco es fácil estimar las reservas de carbono
terrestres y marinas.
En este estudio, los científicos combinaron las mediciones de
isótopos de oxígeno atmosférico (18O) y carbono (13C) en sedimentos
marinos y núcleos de hielo con resultados obtenidos a partir de modelos
dinámicos de vegetación mundial (MDVM).
«La diferencia entre el carbono glacial y preindustrial almacenado en
la biosfera terrestre es de sólo 330 petagramos [un petagramo equivale a
1 000 millones de toneladas] de carbono, una cifra mucho menor de lo
que se pensaba anteriormente», afirmó el Dr. Marko Scholze de la
Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Bristol (Reino
Unido). «La absorción de carbono por la vegetación y el suelo, es decir,
la productividad terrestre durante la era glacial, era sólo de
alrededor de 40 petagramos de carbono anuales y, por lo tanto, mucho más
pequeña: aproximadamente un tercio de la productividad terrestre actual
y aproximadamente la mitad de la productividad preindustrial», añadió.
Los resultados de su estudio hacen pensar que el ciclo del carbono en
la biosfera terrestre, que es fundamentalmente el tiempo transcurrido
entre su captación por medio de la fotosíntesis y su liberación mediante
la descomposición de materia vegetal muerta, debe haber sido durante
esa época mucho más corto que el actual, en un clima más cálido. Según
los investigadores, durante el último máximo glacial (el período en el
que las capas de hielo tuvieron su máxima extensión, situado entre hace
26 500 y 19 000 años) debe de haber habido una mayor cantidad de carbono
no degradable en la tierra.
«Este carbono inerte debe haber estado enterrado en los suelos
permanentemente congelados y en las grandes cantidades de turba
presentes en el norte de la tundra», concluyen los científicos. Los
resultados del estudio ayudarán a mejorar nuestra comprensión de las
dinámicas naturales del ciclo del carbono.
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