La expedicionaria británica Felicity Aston se convirtió en la primera
mujer del planeta en cruzar con éxito y en solitario la Antártica al
finalizar una travesía de 59 días y más de 1.700 kilómetros de recorrido
que comenzó el 25 de noviembre.
Aston, de 33 años, partió desde la barrera de hielo Ross y después de
parar por un día en un campo base del Polo Sur, atravesar el glaciar
Leverett y las Montañas Transatlánticas finalizó su aventura en la
Ensenada de Hércules, en la plataforma de Ronne, sin ningún tipo de
suministro técnico y valiéndose únicamente de su fuerza física y su par
de esquís.
La aventurera había finalizado el recorrido un día antes pero debido a
las duras condiciones climáticas, el avión C-130 Hércules la recogió un
día después, y durante aquella noche Aston tuvo que esperarlo en una
tienda de campaña con una temperatura de 30 grados bajo cero, mientras
que a la intemperie había alrededor de 40 grados bajo cero.
“Todo ha sido un poquito abrumador. Después de días y días para llegar
allí me parece haber llegado un poco más rápido de lo planeado.
Realmente no me siento preparada para ello. Me siento entusiasmada de
haber terminado y a la vez profundamente triste de que se haya
terminado. No puedo creer que esté aquí y que haya cruzado la
Antártica”, comentó.
Para su primera expedición en solitario (trabajó como meteoróloga en el
Antártico y ha conducido equipos en excursiones de esquí ahí, en el
Artico y en Groenlandia) Aston llevó consigo un cargador a energía
solar, dos reproductores mp3, una cocina móvil, combustible, y estuvo en
constante comunicación con el equipo de rescate a través del sistema
GPS.
La originaria de Kent (al sureste del Reino Unido), que a pesar de
consumir casi 5.000 kilocalorías diarias perdió muchos kilos, confesó
que le costó más afrontar la soledad que el esfuerzo físico que requería
la expedición, asegurando además que no hubo día durante las dos
primeras semanas en el que no hubiera llorado.
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