Marcelo Gordo se encuentra en el
jardín trasero de una pequeña casa en los suburbios de Manaos, la
capital del estado brasileño de Amazonas. Está esperando ver un tamarino
calvo, una especie de primate en peligro de extinción.
Estos animales pequeños y omnívoros viven sólo
en la selva tropical que rodea a la ciudad. A medida que Manaos se
expande, los tamarinos se están quedando atrapados en parches aislados
de la selva.
Gordo, investigador de la
Universidad Federal del Amazonas, lleva unos 14 años estudiando a estos
primates y ya ha encontrado un grupo de ocho que vive en un barranco de
la selva que queda detrás de esta hilera de casas.
"Tienen una distribución geográfica muy estricta y en los últimos años han estado perdiendo ese espacio", dice.
"Si estos animales tuvieran una distribución
geográfica muy pequeña en otro lugar, donde no estuvieran compitiendo
con los humanos, entonces no habría ningún problema. Pero viven justo
donde queda Manaos".
Localizada en las profundidades de la selva amazónica, Manaos se ubica en un lugar atípico para una ciudad.
Brilló originalmente cuando se erigió como el
centro de la bonanza del caucho alrededor de 1870. Pero una vez
comenzaron a desarrollarse plantaciones de caucho en otros lugares,
Manaos cayó en una etapa de semioscuridad.
Eso empezó a cambiar en la década de 1960,
cuando el gobierno militar, que llegó al poder a través de un golpe de
Estado, estaba intentando consolidar su control sobre el país a través
del desarrollo económico y tratando de impulsar su control de la región
amazónica.
Alentó la expansión de las empresas en el área al ofrecerles exenciones tributarias generosas.
Compañías tecnológicas
Desde entonces, Manaos ha crecido y ahora, gracias a la saludable economía de Brasil, la ciudad vive de nuevo una bonanza.
Su población es de 1,8 millones de personas, casi el doble de lo que tenía en 1990.
Muchas multinacionales de tecnología, como LG,
Samsung y Philips, tienen presencia acá y su negocio está aumentando la
población aún más.
"No es fácil encontrar empleados con el perfil
que nosotros, las compañías, estamos buscando", dice Wilson Perico, el
director de la fábrica Technicolor, que produce módems y decodificadores
satelitales.
"Por eso, algunas compañías traen expertos de
otros estados o países para ayudar a los nuevos, para que desarrollen
acá sus actividades".
El incremento en el número de trabajadores
generó la decisión de construir un puente sobre el río Amazonas para
poder desarrollar proyectos en la ribera del sur.
Inaugurado al final de 2011, el puente Río Negro
les dará a los trabajadores más acceso a los llamados barrios
dormitorio, donde se están construyendo más viviendas.
No es el único cambio. Manaos será una de las ciudades que albergará encuentros del Mundial de Fútbol en 2014.
Se está construyendo un estadio con capacidad
para 40.000 espectadores y hay planes para edificar varios hoteles para
los aficionados y turistas.
Los organizadores del torneo prometen que el
estadio respetará el medio ambiente, utilizará luces de bajo consumo y
recogerá agua de lluvia.
Construcción de calles
Pero incluso con esas credenciales "verdes", la
expansión de Manaos sigue siendo una amenaza para el medio ambiente que
lo rodea.
Hay pocas calles que conectan la ciudad con el
mundo exterior y la mayoría de visitantes llegan por aire o en barco,
atravesando el inmenso río Amazonas.
A medida que la ciudad crece, hay preocupación
por que se requieran más carreteras. Y hay ecologistas que dicen que al
construir calles se puede dañar la selva.
"Buena parte de la tierra que es de dominio
público terminará convirtiéndose en propiedad privada como consecuencia
de las personas que llegan de manera ilegal", dice PhilipFearnside, un
académico estadounidense que vive y trabaja en Manaos desde hace más de
30 años.
"Existe esta presión tremenda sobre la tierra que emergerá cuando se construya cualquier calle", dice.
Manaos simboliza uno de los dilemas que enfrentan los países en vías de desarrollo.
En junio, los líderes de algunos de ellos se
reunirán en Brasil durante la conferencia de Naciones Unidas para el
desarrollo sostenible, también conocida como Río+20.
La pregunta a la que tratarán de encontrar una
respuesta será si es posible generar empleo y crecimiento para erradicar
la pobreza sin destruir al mismo tiempo el medio ambiente.
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