Los elefantes
se han convertido en el quebradero de cabeza de varios pueblos de
Mozambique cerca de la frontera con Zimbabue. Las manadas de paquidermos
atacan a la gente y pisan las cosechas, sembrando pánico entre los
habitantes de la zona.
Los niños
de la zona temen ir a la escuela porque en el camino pueden cruzarse
con los elefantes. Ya hay datos de que un maestro fue herido al ser
pisado por los gigantes sabaneros.
Los granjeros acuden a los métodos tradicionales para espantar a los
elefantes, pero todos sus empeños resultan ser vanos, ya que los
animales regresan a los pocos días. Los habitantes del pueblo se ven
obligados a vivir en estado de sitio defendiendo sus plantaciones.
Entre las soluciones posibles al problema, las autoridades proponen
alejar a los agricultores de las rutas migratorias de los elefantes e
instalar agua potable para que la gente no tenga que compartir con los animales sus puntos de abastecimiento del vital elemento.
Las autoridades subrayan que la matanza de elefantes aún no se considera porque puede desequilibrar el ecosistema.
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