jueves, 5 de abril de 2012

Grupo de Trabajo Bosques Atlánticos

A continuación se recogen las principales ideas alcanzadas por el Grupo de Trabajo Bosques Atlánticos
 ECOticias.
Los ecosistemas forestales son uno de los ecosistemas terrestres con mayor importancia superficial en todo el mundo y generan un gran número de servicios para la sociedad, considerando las distintas escalas de usuarios existentes (locales, regionales, globales), tal y como han puesto de relieve las distintas evaluaciones de servicios de los ecosistemas que se han hecho en los últimos años (Pereira et al., 2004; Watson & Albon, 2010). En los últimos tiempos, el concepto de Servicios de los Ecosistemas ha ido ganando importancia (de Groot et al., 2002) al reconocerse su trascendencia para el bienestar humano (Constanza et al., 1997).
Actualmente, estos ecosistemas cumplen un papel clave respecto a la diversidad biológica, los ciclos biogeoquímicos y la regulación climática (representan uno de los sumideros de carbono más importantes a escala global), además de ser una fuente de servicios fundamentales para el bienestar humano (Shvidenko et al., 2005). 
A continuación se recogen las principales ideas alcanzadas por el Grupo de Trabajo Bosques Atlánticos, integrado dentro de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de España (EME), cuyos análisis se han dirigido a conocer la importancia de los servicios que proporcionan a la sociedad estos ecosistemas (Álvarez et al., 2011), determinando además el estado en el que se encuentran y la influencia que suponen sobre los mismos los distintos impulsores de cambio que se han detectado para los ecosistemas españoles.
CARACTERIZACIÓN DE LOS BOSQUES ATLÁNTICOS

En el contexto de EME, se consideran como Bosques Atlánticos dentro de la geografía española a los ecosistemas forestales que se encuentran en la Región Biogeográfica Atlántica. Esta región se ubica en el área septentrional de la Península Ibérica (Figura 1), abarcando una superficie de más de cinco millones de hectáreas y comprendiendo un amplio intervalo altitudinal (entre el nivel del mar y zonas de la Cordillera Cantábrica que superan 2500 m). Estas condiciones, unidas a la diversidad de sustratos litológicos presentes y al aprovechamiento tradicional agroganadero a lo largo de miles de años, condicionan la existencia de una gran variedad de ambientes y subtipos de ecosistemas englobados dentro de los Bosques Atlánticos. Estos Bosques representan el ecosistema más característico y con mayor importancia superficial de la Región Atlántica española: ocupan unos 3,5 millones de hectáreas, que suponen respectivamente el 63 % de la Región Atlántica, el 13 % de la superficie forestal española y el 7 % de la superficie de España.

Los Bosques Atlánticos son una parte fundamental del paisaje del noroeste de la Península Ibérica, que comparten con otros tipos de ecosistemas como los Agroecosistemas, la Montaña Alpina y los Ríos y Riberas. Los Bosques Atlánticos están compuestos por distintos subtipos de ecosistemas forestales, entre los que figuran como más representativos los bosques plano-caducifolios de especies autóctonas; igualmente, hay ecosistemas forestales implantados por el hombre, compuestos fundamentalmente por eucaliptos y pinos, así como ecosistemas de matorral ligados al aprovechamiento agroganadero del medio (Figura 2). En los últimos años su superficie se ha incrementado de forma significativa en respuesta a procesos como el abandono de áreas sometidas a un aprovechamiento ganadero extensivo (que están siendo "recolonizadas" por distintas especies arbustivas y arbóreas autóctonas) y el incremento de las repoblaciones con objetivo productivo, fundamentalmente en las zonas de menor altitud de la Región Atlántica y que presentan una gran productividad forestal
EL BIENESTAR HUMANO Y LOS SERVICIOS QUE PROVEEN LOS BOSQUES ATLÁNTICOS

Los Bosques Atlánticos españoles juegan un papel clave para el bienestar de los habitantes (más de seis millones de personas) y visitantes del norte de la Península Ibérica. Una primera cuestión, no obstante, que se ha de tener en cuenta es la importancia relativa de los servicios más característicos de las masas naturales e implantadas que configuran los Bosques Atlánticos; la Figura 2 presenta una síntesis de las principales diferencias existentes.

Las excepcionales condiciones climáticas de la región biogeográfica en la que se encuentran permiten una elevada productividad, proporcionando más del 50 % de la madera que se extrae anualmente en España, pese a ocupar solamente el 13 % de la superficie forestal española. Además, el aprovechamiento de madera para aserrado o la pasta para papel, tienen gran relevancia en la economía del medio rural de muchas zonas de dicho territorio.
Igualmente, las políticas energéticas actuales favorecen la energía procedente de fuentes renovables, lo que resulta un aspecto clave en el contexto de las regiones del norte peninsular. En los últimos tiempos se han incrementado sustancialmente los aprovechamientos energéticos, tanto de biomasa forestal (residual y de cultivos forestales energéticos) como eólicos; éstos últimos se han asentado en su práctica totalidad en el noroeste ibérico sobre este tipo de ecosistemas, favorecidos por las condiciones geográficas dominantes.
Otro bien de gran relevancia para la sociedad directamente relacionado con los servicios de los Bosques Atlánticos es el agua: a pesar de proceder directamente de otro tipo de ecosistemas como son los Ríos y Riberas, su cantidad y calidad depende en gran medida de la función reguladora del ciclo hidrológico que cumplen estos bosques.
Hay que destacar igualmente el servicio de reserva genética que realizan los Bosques Atlánticos, ya que preservan un gran número de recursos forestales, agrícolas y ganaderos, así como poblaciones de especies silvestres amenazadas, lo que explica que sean una de las áreas con mayor relevancia para la conservación de la diversidad biológica de toda la geografía española. La principal razón que explica este importante papel es la variedad de ambientes presentes en este territorio (orografía, sustratos litológicos, influencia antrópica, etc.). Adicionalmente, existe un buen número de razas locales de ganado de elevada productividad e interés agrario, que también están relacionadas con los servicios de alimentación que proceden de esta área geográfica y están adaptadas a sus condiciones, y a las que se debe unir un importante aprovechamiento cinegético.
Asimismo, quizás el papel más relevante que juegan los Bosques Atlánticos está relacionado con los servicios de regulación. Pese a la accidentada orografía de esta área y al hecho de que el noroeste peninsular es una de las zonas de toda Europa con mayor afección de incendios forestales, los Bosques Atlánticos actúan como un agente protector del sustrato frente a la erosión, lo que explica que los niveles de ésta sean más bajos que en el resto de la Península Ibérica. Además, son un tipo de ecosistema capaz de recuperarse con cierta rapidez tras este tipo de perturbaciones.
Otro servicio prestado es el de regulación climática, tanto a escala local como global, constituyendo sistemas que almacenan cantidades significativas de carbono; en el contexto actual de cambio climático, este servicio cobra una especial relevancia social. En los últimos años se ha producido un incremento del carbono almacenado en estos ecosistemas que está fundamentalmente vinculado al aumento de superficie forestal existente y al incremento de la complejidad estructural de la mayor parte de las masas naturales.
Por último es necesario decir que el medio rural de esta área geográfica y los Bosques Atlánticos están ineludiblemente ligados, ya que han avanzado juntos a lo largo de miles de años, configurando un paisaje de gran valor estético derivado fundamentalmente del aprovechamiento agrosilvopastoral tradicional del medio. Gracias a ello, los Bosques Atlánticos proporcionan a la sociedad urbana y rural múltiples servicios de tipo cultural que son indispensables actualmente para el desarrollo endógeno de los economías locales: permiten la realización de actividades recreativas en su entorno, así como otras que tienen una base tradicional y espiritual, y constituyen el marco fundamental para la educación ambiental y la investigación científica.
TENDENCIAS Y CAMBIOS EN LOS SERVICIOS PRESTADOS POR LOS BOSQUES ATLÁNTICOS. MENSAJES CLAVE

La mitad de los 22 servicios evaluados para los Bosques Atlánticos están experimentando una tendencia positiva, mientras que la otra mitad sigue una tendencia aparentemente negativa (5 de ellos) o mixta (6 de ellos, en unas ocasiones favorable y en otras desfavorable) (Figura 3). En general, entre aquéllos con tendencia positiva hay que citar la provisión de tejidos, fibras y otros materiales de origen biótico (fundamentalmente madera y pasta de papel), de agua y de energía, múltiples servicios de regulación (climática, morfo-sedimentaria, etc.) y otros de tipo cultural, como las actividades recreativas o la educación ambiental. Entre aquéllos con tendencia negativa y que tienen además consecuencias socioeconómicas vinculadas a la gestión del territorio, hay que destacar el abastecimiento de productos alimenticios, la identidad cultural o la provisión de paisaje, todos ellos motivados esencialmente por la misma causa: el progresivo despoblamiento y envejecimiento del medio rural y el carácter cada vez más urbano de nuestra sociedad.
En los próximos años se prevé que se mantenga la tendencia de incremento de la superficie forestal arbolada correspondiente a los Bosques Atlánticos. Siempre que este proceso se produzca bajo una gestión adecuada de los servicios proporcionados por los Bosques Atlánticos y que éstos se encuentren en un estado de conservación favorable, existirá un gran potencial para mantener e incluso aumentar el capital natural asociado a ellos.

En las últimas décadas, los profundos cambios sociales acontecidos han provocado una disminución significativa del aprovechamiento tradicional agroganadero del medio rural donde se desarrollan los Bosques Atlánticos. En este sentido, la PAC ha sido el impulsor más importante de los cambios acontecidos en los usos el suelo, aunque a su vez no ha sido capaz de revertir o detener el proceso de abandono rural. El abandono de áreas rurales que persiste en la actualidad seguirá teniendo una gran influencia a corto y medio plazo sobre los Bosques Atlánticos y los servicios que generan, e incluso algunos de estos servicios dejarán de ser percibidos por la sociedad. Debido a estos mismos cambios socioeconómicos, algunos otros servicios culturales derivados de los Bosques Atlánticos están sufriendo una tendencia negativa. Uno de los más relevantes es el asociado al valor estético del paisaje característico de estas zonas, que está siendo modificado por el abandono de las actividades agrarias, suponiendo en muchos casos una merma en la diversidad de elementos así como una menor presencia de elementos culturales en el ecosistema. Dichos procesos también influyen negativamente en otros servicios, como el conocimiento ecológico tradicional o la identidad cultural, cuya merma parece corresponderse con la disminución generalizada de habitantes del medio rural existente en la Región Atlántica española.
Otros servicios culturales han visto sin embargo incrementada su importancia en los últimos años significativamente, como los vinculados al desarrollo de actividades recreativas y de disfrute espiritual vinculadas al mundo rural (turismo rural, ecoturismo o el turismo de naturaleza) y al conocimiento y disfrute de los espacios naturales protegidos.
Impulsores directos

Los cambios de usos del suelo se han identificado como el principal impulsor directo de cambio en los Bosques Atlánticos. A diferencia de otros ecosistemas españoles, no parece que las superficies artificiales estén sustituyendo a ecosistemas forestales de forma significativa, sino que fundamentalmente se detecta el abandono de superficies destinadas a usos agrarios y su transformación en ecosistemas forestales. En algunos casos, a través de la sucesión ecológica, con una progresiva aparición de especies arbustivas y arbóreas autóctonas; en otros casos, aparecen ecosistemas forestales implantados por el ser humano (sobre todo eucaliptos, como E. globulus y E. nitens, y pinos, como P. pinaster y P.radiata) que tienen objetivos productivos y que están basados en especies alóctonas. Los cambios de usos del suelo que han acontecido en las últimas décadas representan el factor con mayor influencia en la configuración y en el funcionamiento de estos ecosistemas, y en la transformación del paisaje rural, tal y como se ilustra en las Figuras 4 y 5.

Igualmente, hay que citar otros impulsores también importantes, como el cambio climático, ya que a medio plazo puede resultar un factor condicionante para algunas de las especies con mayor presencia en la Región Atlántica. Teniendo en cuenta que las proyecciones desarrolladas a escala europea para las últimas décadas del siglo XXI, que indican que la Cornisa Cantábrica puede sufrir una reducción de las precipitaciones anuales, y en especial estivales, junto con un calentamiento progresivo a lo largo de este siglo, parece que algunas de las especies arbóreas más características de los mismos pueden ver reducido su nicho ecológico en la Región Atlántica en el futuro; con ello, podrá variar la composición, estructura y funcionamiento de este tipo de ecosistemas (JRC, 2011), especialmente en el caso de especies como el haya y el roble, que se encuentran en el límite meridional de su distribución y cuya presencia en el ámbito de la Región Mediterránea es muy reducido.
Respecto al resto de los impulsores directos, se puede considerar que la afección de los Bosques Atlánticos por la contaminación ha ido incrementándose en las últimas décadas del siglo XX y se ha estabilizado en la primera parte del siglo XXI. Las especies exóticas invasoras se han erigido en los últimos tiempos como uno de los principales problemas en relación con las estrategias de conservación de la diversidad biológica. Entre las especies vegetales consideradas como invasoras por Sanz Elorza et al. (2004) cabe destacar al eucalipto blanco (Eucalyptus globulus), que ocupa más de 400.000 hectáreas en la Región Atlántica. Otras especies como las acacias tienen mayor capacidad invasiva, aunque ocupan superficies muy inferiores a las del eucalipto.
 Cambios en los ciclos

 En relación a los cambios en los ciclos biogeoquímicos que se están produciendo en los Bosques Atlánticos, éstos se relacionan fundamentalmente con dos procesos que tienen lugar en los mismos. El primero es la gestión más intensiva de masas forestales de especies productivas (fundamentalmente Eucalyptus globulus, y también Pinus pinaster y Pinus radiata), que supone en muchos casos una mayor extracción de nutrientes, como consecuencia de su aprovechamiento y, más recientemente, para la obtención de biomasa residual para abastecimiento energético; este proceso, que se produce al mismo tiempo que una menor gestión de masas de especies autóctonas (Castanea sativa, Quercus sp. o Fagus sylvatica), puede conducir a una reducción de los nutrientes si los aprovechamientos no se gestionan bajo criterios de sostenibilidad ambiental y no se incorporan adecuadamente los condicionantes ecológicos dentro de los proyectos de ordenación forestal (Olabe, 2007). El segundo de estos procesos se refiere a los incendios forestales, cuyo régimen parece estar variando en los últimos tiempos (Valladares et al., 2005).
Como reflexión final hay que decir que entre las medidas que se están tomando para mantener los Bosques Atlánticos y los servicios que proporcionan a la sociedad destacan distintas estrategias que buscan el desarrollo económico sostenible de áreas rurales, diversificando las actividades que tienen lugar en éstas, como el establecimiento de la certificación forestal, las denominaciones de origen protegidas y las producciones ecológicas. A ello se añade la importante superficie incluida dentro de diferentes figuras de protección ambiental a lo largo de la Cornisa Cantábrica.
Particularmente, en el futuro será imprescindible desarrollar más intensamente políticas capaces de reforzar las funciones y servicios prestados por determinadas superficies forestales que conforman los Bosques Atlánticos, como por ejemplo los montes comunales. A la vez será necesario lograr que las políticas susceptibles de incidir sobre estos ecosistemas refuercen su carácter integral, teniendo en cuenta todas las escalas de usuarios a las que los Bosques Atlánticos suministran simultáneamente sus servicios y su trascendencia para el bienestar de la sociedad en su conjunto.

Referencias

Álvarez García, M.A.; Roces Díaz, J.V.; García de la Fuente, L.; Colina Vuelta, A; Álvarez Álvarez, P. y García Rubio, U. (2011). “Bosques atlánticos”. En Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de España. La Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de España. Síntesis de resultados (pp.240-243). Fundación Biodiversidad. Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino.

Costanza, R.; d'Arge, R.; de Groot, R.; Farber, S.; Grasso, M.; Hannon, B.; Limburg, K.; Naeem, S.; O'Neill, R.V.; Paruelo, J.; Raskin, R.G.; Sutton, P. y van den Velt, M. (1997). “The value of the world's ecosystem services and natural capital”. Nature, 387(15), pp. 253–260.

De Groot, R.S.; Wilson, M.A. y Boumans, R.M.J. (2002). “A typology for the classification, description and valuation of ecosystems functions, goods and services”. Ecological Economics, 41 (pp. 393-408).

European Environment Agency, EEA (2009). Europe's environment: the third assessment. Environmental assessment report No 10. Luxembourg: Office for Official Publications of the European Communities, 231 pp.

Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de España (2011): La Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de España. Síntesis de resultados. Fundación Biodiversidad. Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino.

Joint Research Center (2011). Species Habitat Suitability. European Forest Data Center, JRC. Agencia Europea de Medio Ambiente, EEA. http://efdac.jrc.ec.europa.eu/index.php/climate

Olabe Velasco, F. (2007): “Aprovechamiento de la biomasa forestal en Navarra”. Ponencia presentada en las jornadas del Proyecto BIO-SOUTH. Análisis tecno-económico de la producción y uso de los biocombustibles para aplicaciones de calor y frío en el Sur de Europa, Pamplona 24-25 de Enero. www.bio-south-com

Pereira, H.M.; Domingos, T. y Vicente, L. (Ed.) (2004). Portugal Millennium Ecosystem Assessment: State of the Assessment Report. Centro de Biologia Ambiental, Faculdade de Ciencias da Universidade de Lisboa.

Sanz Elorza, M.; Dana Sánchez, E.D. y Sobrino Vesperinas, E. (Eds.) (2004). Atlas de las Plantas Alóctonas Invasoras en España. Dirección General para la Biodiversidad. Madrid, 384 pp. http://www.mma.es/portal/secciones/biodiversidad/inventarios/inb/atlas_aloctonas/index.htm

Shvidenko, A.; Barber, C.V.; Persson, R.; Gonzalez, P.; Hassan, R.; Lakyda, P.; McCallum, I.; Nilsson, S.; Pulhin, J.; van Rosenburg, B. and B. Scholes. (2005). “Forest and Woodland Systems”. In Millennium Ecosystem Assessment. Ecosystems and Human Well-being: Current State and Trends (pp. 585-621). Island Press, Washington, DC.

Valladares, F.; Peñuelas, J. y Calabuig, E. (2005). “Ecosistemas terrestres”. En Moreno, J.M. (Ed). Evaluación de los impactos del cambio climático en España (pp. 65-122). Ministerio de Medio Ambiente, Madrid.

Watson, R. and Albon, S. (2010). UK National Ecosystem Assessment: Draft Synthesis of Current Status and Recent Trends. UK National Ecosystem Assessment, 20 pp.
AUTORES:
Miguel Ángel Álvarez García
Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (INDUROT) y Área de Ecología
Departamento de Biología de Organismos y Sistemas de la Universidad de Oviedo
Laura García de la Fuente
Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (INDUROT
Universidad de Oviedad

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