viernes, 20 de abril de 2012

ISO: una cuestión de sensibilidad

Cuando compramos un carrete fotográfico en una tienda que no especializada, es decir, en la mayor parte de las ocasiones, el vendedor nos suele preguntar si la queremos de 24 ó 36 exposiciones o, en algún caso, si preferimos alguna marca en concreto. Pero nada sobre la sensibilidad.

Y, sin embargo, debería ser la primera cuestión a tener en cuenta: la sensibilidad de la película porque es un factor primordial para que la foto quede a nuestro gusto, a poco que seamos algo exigentes.
Los fabricantes indican, además de la fecha de caducidad, un numero ISO, a veces también en ASA o DIN, que indica la sensibilidad de la película. También quedan algunas en Gost que es el sistema que se usaba en la URSS.
Así, podemos ver una escala muy amplia que puede empezar en 25 ISO y llegar hasta 3200 (aunque hay más), según si se trata de negativos en color, reversibles o blanco y negro.
Lo más frecuente es que nos despachen 100 ó 200 ISO. Son los de uso más frecuente por motivos de facilidad de uso.
¿Qué significan estos numeros? Más o menos vienen a determinar el tiempo que necesita la película para reaccionar ante la luz y para que quede impresionada.
Una película de ISO 50, es decir, de sensibilidad lenta, requiere más luz para que la foto, entre otras cosas, salga correctamente expuesta. De hecho, esa sensibilidad habría que emplearla en días luminosos y en exteriores y con tiempos de algo más largos.
Copia de escalas
lentas: más luz y nitidez
Copia de Escala F retinette A medida que aumentamos el ISO se gana en posibilidad de usar la película con menos luz, pero a cambio se va perdiendo nitidez, la copia tendrá más grano, con lo que por ejemplo en una ampliación puede llegar a perderse bastante nitidez.
De ahí, que las más usadas, sean las 100, 200 o incluso ahora las de 400 ISO, que podríamos denominar películas todo terreno porque se adaptan muy bien a cualquier tipo de luz, exterior o interior, e incluso al temido flash.
A partir de aquí, con sensibilidades de 800, 1600 ISO o superiores, el grano de la copia resultará muy perceptible, aunque como en todo, hay usuarios a los que no les importa en absoluto.
Una vez que hemos cargado la película, fijamos el ISO en la cámara y a través del exposímetro, en las cámaras que tienen medidores incorporados, se obtiene, lo que debería ser una exposición correcta. Algunas cámaras fijan automáticamente la velocidad de la película leyendo un código en películas codificadas DX.
La elección de la película adecuada tendrá repercusión en otros aspectos como la velocidad del obturador y la apertura del diafragma, ese famoso número F que suele empezar en f1.8 y acabar en f22.
Dicho sea de paso, a mayor apertura del diafragma (número F más bajo) habrá que dar una mayor velocidad de obturación, numeros más altos, de lo contrario es muy posible que la foto salga "movida".
Normalmente se suele considerar que para una persona que tenga un buen pulso disparar por debajo 1/30 ya resulta complicado, con lo que habrá que usar un trípode y un disparador a distancia para evitar el movimiento de la cámara, sobre todo si es reflex, que tiene más vibraciones.
Así que es importante la elección adecuada de la película para lo que habrá que saber exactamente qué queremos fotografiar, a qué hora, qué luz vamos a tener y también de qué cámara disponemos.
Hay que tener en cuenta que, a diferencia de las cámaras digitales, que pueden variar la sensibilidad en cada foto, en las tradicionales no se puede cambiar de una a otra, salvo casos muy excepcionales. EFEverde

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